Aunque el concepto de CALIDAD es muy amplio y puede tener tantas versiones como personas opinen al respecto, el común denominador es que representa LA MEJOR VERSIÓN de un producto o servicio, ya sea por su presentación física, por el servicio que ofrece, por la manera en que se obtiene, en fin, que es LO MEJOR.
Pero la CALIDAD, aunque se percibe en las cosas, en realidad está en LAS PERSONAS o, dicho de otro modo, las personas HACEMOS la calidad.
Es por ello que, si queremos obtener esos resultados, tenemos que empezar por ser personas de CALIDAD, como dijera mi abuela:
Haciendo todo COMO DIOS MANDA.
Y efectivamente, DIOS es el mejor asesor en CALIDAD. Constantemente nos está mostrando principios sabios que nos llevan a lograr con calidad todo lo que hacemos:
Entonces, si queremos empezar por el principio, tendremos que hacer un análisis de nuestra persona: ¿Estoy bien integralmente?
Es decir: ¿como, duermo?, ¿hago ejercicio? ¿Estoy en paz con mi familia?, ¿con mis amig@s?, ¿con mis compañer@s?, ¿soy buen vecin@?
¿Estoy creciendo, aprendiendo, buscando la mejor versión de mi?
Y, muy importante:
Si hemos contestado SI a lo anterior, entonces podríamos decir que el inicio es ¡PRUEBA SUPERADA!
Ahora toca integrar a los ingredientes anteriores:
¡Cuidar los detalles es convertir lo ordinario en EXTRAORDINARIO! Es ese plus que hace exclamar a nuestros clientes o usuarios: “¡WOOOW, me sorprendieron!”
Yo le llamo “las cerezas en el pastel”, es poner atención en esos aspectos que, aunque parecieran pequeñeces, pueden hacer la diferencia: desde saludar, sonreír, preguntar si se ofrece algo, hasta cuidar envolturas, obsequios, mensajes… detalles.
Recuerdo la primera vez que, en un viaje, al entrar a la habitación del hotel, descubrí en la cama un cisne hecho creativamente con una toalla doblada, y junto un chocolate con una tarjetita que decía: “soy Rosy su camarera, y estoy a sus órdenes”. Eso me hizo exclamar un ¡WOOOW!, y entonces le dejé un mensaje a Rosy pidiéndole que no cambiara mis toallas, o que tirara con cuidado algo que se me había roto… en fin, se generó una interacción que me hizo sentir como “en casa”… y eso es lo que el hotel quería lograr sin duda, su slogan en ese tiempo era: “Te consentimos para que te sientas como en casa”.
De eso se trata la calidad. No es sólo que lo que ofrezcamos sirva, esté limpio, sea bueno, útil, durable y su costo beneficio haga que nuestro cliente nos elija… es justamente LO QUE OFRECEMOS ADEMÁS DE LO OBVIO.
Así que el reto será superarnos a nosotros mismos, de tal modo que después de un ¡WOOW! de nuestros clientes, la siguiente vez lo sigamos sorprendiendo con creatividad e innovación, porque los ¡WOOW! se logran la primera vez, los siguientes deberán ser el resultado de estudiar a nuestros clientes, de mejorar el producto o servicio, en fin, de sorprenderles para que sigamos teniendo no solo su preferencia, sino lograr su FIDELIDAD a nuestra persona, nuestro producto o nuestra marca.
Lo que la palabra nos aconseja es:
“ Trabajen de buena gana en todo lo que hagan , como si fuera para el Señor y no para la gente”.
Colosenses 3: 23 NTV