Por: Paty Calderón
Era desgastante tratar de cumplir las expectativas, de buscar aprobación en el lugar incorrecto. Por mucho tiempo esperé que mi esposo se sintiera orgulloso de mí, quería que él me hiciera sentir valiosa, y por más que luchaba para conseguirlo no lo lograba, sólo me sentía agotada, sin fuerzas.
Esperaba su aprobación, que me hiciera sentir valiosa, que dijera “eres hermosa”, fuera cariñoso, me llevara el desayuno, llegara con rosas del trabajo, y escucharlo decir “sólo pensé en ti”, elevaba mis expectativas a lo que mi “romántica mente” creía era lo correcto, lo que las películas de Hallmark, Disney y Netflix dicen es el amor, jajaja, para mí eso “era” el amor.
Si, y digo “era”, porque precisamente era mi definición de amor, estaba buscando en la fuente equivocada, es como si en un libro de geografía buscas la definición de cuerpo humano, no tiene nada que ver ¿verdad? Pues yo buscaba en el lugar incorrecto.
Conocí de manera personal a Dios cuando mi hija mayor nació, mi afán por buscar la aprobación de mi esposo continuaba, pero Dios que es tan amoroso, tan sutil, me llevó de la mano, para mostrarme dónde podía llenar esos vacíos.
Por fin mi sed fue saciada, Él es la fuente de vida, el agua que sacia la sed, el pan de vida, no fue hasta que Dios me llevo a alimentarme de esta verdad que deje de buscar en la fuente equivocada.
Juan 4:1-38 Habla de una mujer samaritana que va a sacar agua de un pozo y ahí se encuentra con Jesús, Él le ofrece agua para saciar su sed, pero no la física, Jesús la confronta y le hace ver que la conoce personalmente, ella confiesa que ha tenido cinco maridos, buscaba saciar su sed en fuentes equivocadas, pero Jesús le ofreció de SU agua, “agua que da vida”.
Fue así que Jesús me mostró que Él es la fuente que sacia mi sed, en Él encontré identidad, valor, amor por mí misma y lo mejor, comprendí que, si no estoy llena de esta verdad, no puedo ofrecer nada a los que me rodean, a mi esposo e hijos.
De lo que recibes das, de lo que estás lleno derramas.
Dios me guío a la fuente correcta, ahora sí encontré lo que buscaba, lo que necesitaba, soy valiosa para Dios, me ama, me creó, me ve como una mujer hermosa.
La definición de amor cambió totalmente, no es la que el mundo me había dicho, es un amor ágape, (amor incondicional) un amor más allá del romance y de verdad no lo cambiaría por nada.
A mi esposo le cuesta más rendirse a Dios, y ahora entiendo que no puedo pedirle a un ser finito como yo, que supla lo que sólo mi creador puede darme. Oro por mi esposo, y trato de ser testimonio para él, sé que, así como Dios me guío, así lo hará con él, lo creo, mientras yo, sigo con mi mirada puesta en Él.
Él creó el matrimonio, ama a mi esposo, en el matrimonio somos 3: Dios, mi esposo y yo.
Haré mi parte: Honraré a Dios, lo buscaré, obedeceré, oraré por mi esposo y seré su ayuda idónea y Dios pondrá las cosas en su orden perfecto, le creo porque Él es mi fuente, y sacia mi sed.
Lo que la palabra nos aconseja es: «Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.»
Mateo 6:33