Por: María del Rayo
Como muchas de mis amigas con las que compartía el ámbito laboral, apenas consideraba casarme, había dedicado muchos de mis años a trabajar en lo que más me apasionaba: la aviación.
Conocí a mi esposo en un congreso de jóvenes cristianos y después de un poco más de un año estábamos casados.
En nuestro corazón estaba el sueño de ser papás, pensé que sucedería muy rápido, 6 meses después de casados hice un ayuno de medio día, le dije a Dios; muchas personas me dicen que seré mamá, pero sólo Tú sabes los planes que tienes para mí, por favor háblame.
Hice mi devocional de ese día, constaba de 4 diferentes citas Bíblicas, había leído 3 de ellas y no veía respuesta, fue hasta la última que Dios me contestó:
“Porque Yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos; y brotarán entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas”
Isaías 44:3-4
Terminé mi ayuno, estaban mis suegros de visita, y al salir les dije a mi esposo y a ellos: “Dios ya me contestó y sí seremos papás”
Un año y medio después de eso, en el devocional que hizo mi esposo, Dios le dio la misma cita, cuando me dijo, le comenté que era la misma, saqué de mi Biblia el papelito en donde la había transcrito y se la enseñé.
Los años pasaban y nada sucedía, nos preguntaban constantemente si teníamos hijos, después de un tiempo yo prácticamente ponía cara de “otra vez la misma pregunta” pero mi esposo siempre contestaba, no, pero Dios nos dará.
Las emociones subían y bajaban cada mes, a veces le agradecía a Dios, otras lloraban a más no poder, y muy pocas no quería platicar con Él.
Incluso intentamos una inseminación, no funcionó…
Habían pasado 8 años, y de repente no tuve menstruación, pensé con desilusión que la menopausia estaba llegando, pocos días antes fui al gastroenterólogo y me dio medicamento para desparasitarme, le comenté lo que estaba pasando y me recomendó me hiciera una prueba de embarazo, pensé: ¿cómo cree?, ¡habíamos comprado tantas pruebas a lo largo de ese tiempo!, al día siguiente mi esposo y yo nos fuimos a una comida, en el camino me bajé a comprar una prueba, incrédula pedí la más barata, pensé para que gasto más, venían 2 x 1 y fue hasta la noche que la use, para mi sorpresa salió positiva, salí del baño sin poder hablar, mi esposo me preguntó el resultado, le entregue el instructivo y le dije léelo, pensé, eso me pasa por comprar cosas baratas, seguramente no es confiable, me atravesé a casa de una amiga y le pedí que me hiciera el favor de hacerse la prueba, se río pero accedió ¡y salió negativa!
Una prueba de sangre confirmó el milagro, ¡el resultado fue positivo! mi esposo y yo lloramos de alegría, oramos juntos agradeciendo a Dios por Su fidelidad.
Al embarazarme entendí lo que Dios me había dicho en Isaías 44, que derramaría agua sobre el sequedal y ríos sobre la tierra árida, tenía 46 años.
Nuestra amada hija nació el 12 de enero del 2011, pesó 2.650 K midió 49 cm, en el Apgar su calificación fue de 9.9, se llama Elizabeth que significa, promesa de Dios, al nacer yo tenía 47 años y mi esposo 49, mi embarazo fue hermoso y muy bendecido, sin problemas ni complicaciones.
Una vez cargándola, cuando tenía muy poquito de nacida, yo lloraba y le decía a Dios, ¿Ya la viste, ya viste mi edad? Y en una predicación Dios me dijo: “Yo no llego antes, ni después, mis tiempos son perfectos, la familia donde Liz está es la que Yo le di a las edades de ustedes”
“Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos y más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.”
Isaías 55:9 RVR1960
Dios cumplió el anhelo de nuestro corazón y estamos profundamente agradecidos con Él, cumplió Su promesa, Él es fiel, si te da una promesa la cumplirá, no importa cuánto tiempo pase, aférrate a esa promesa, nuestro sueño era una hijita, ¿cuál es el tuyo? Dios te ama y escucha, búscalo con todo tu corazón y Él hará.